
Como arquetipo esencial de la Cultura, la Danza extrae su savia del entorno social, cultural, económico y político inmediato que la sustenta y también de todo lo que acontece en el mundo. No en vano al planeta se le identifica con el líquido concepto de “aldea global”.
En este sentido, la relación de la Danza con el territorio, próximo o lejano, concreto o simbólico, es estructuralmente imperecedera. Se nutren y se retroalimentan abierta y permanentemente. El territorio constituye el aliento y el estímulo de la Danza. Hasta el más mínimo detalle que sucede, atraviese o impregne de un modo u otro un continente, país, ciudad, barrio o casa genera la tensión que será inmediatamente incorporada en el imaginario creativo y transformada en gesto artístico.
Sin embargo, el ordenamiento del territorio influye en la conformación de los paradigmas creativos. De él se deriva la posibilidad de tener distintas sensibilidades y actitudes. Un territorio imaginado desde unos principios democráticos proactivos, que asuma la educación y la cultura como base orgánica de una sociedad responsable, crea y forma a ciudadanos libres y solidarios que se asumen y que admiten la complejidad del vasto mundo que empieza en su barrio. Esto no es lo que ocurre precisamente en aquellos territorios concebidos como aliados de sistemas que tienen como objetivo achicar la singularidad de los individuos y de las comunidades.
No hay ninguna duda de que el urbanismo puede ser la expresión del pensamiento democrático, pero también puede traducir unas tendencias más coercitivas. Y, por supuesto, su actuación e influencia en el territorio marca las líneas de ambas, las orienta y las define.
La Danza como expresión cultural no es ajena ni al imaginario participativo ni a la arquitectura y el urbanismo. Tampoco es capaz de obviar el impacto de los entornos adversos. En su sincretismo cohabitan los dos conceptos opuestos. Por consiguiente, puede intervenir en la construcción de esa arquitectura y urbanismo de la convivencia, la integración y la inclusión. La Danza, por consiguiente, inyecta su savia buena en la concepción de un territorio abierto que todos deseamos, para crear una ciudadanía responsable con los valores de una ciudad, fundada en el desarrollo de personas creativas, analíticas, solidarias y respetuosas con el entorno y su diversidad.
El Arbi El Harti
Director Fundación María Pagés
Online
Ciclo Pensar la danza. Danza y urbanismo en una ciudad democrática
04 Nov, 2022. 19h00 (España)
por
CCMP
@ CCMP
Organiza
CENTRO COREOGRÁFICO MARÍA PAGES – CCMP
FUNDACIÓN MARÍA PAGÉS – FMP
Lugar
CENTRO COREOGRÁFICO MARÍA PAGES – CCMP
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Participan
Enrique Álvarez-Sala Walther, arquitecto
Julián Manzano-Monís Caruncho, arquitecto
César Ruiz-Larrea Cangas, arquitecto y urbanista
Inés Narváez Arróspide, coreógrafa
María Pagés, coreógrafa y presidenta de la FMP
El Arbi El Harti, director de CCMP
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Modera
David Castillo, periodista
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Programa completo aquí.
Enlace al directo.
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