Las sociedades de estudios de las ciencias del pueblo, más de un siglo después de su nacimiento, se mantienen vivas en numerosos campos gracias a la pervivencia de la Oralidad en expresiones que ya reinan en los terrenos del Arte, como el flamenco, y en ceremoniales anuales tanto civiles como religioso-populares, regidos por las estaciones del año y no por las leyes de la oferta y la demanda, convertidos en rasgos de identidad y realizados con el calor que le prestan multitud de practicantes y seguidores.

Sin embargo, en la actualidad, la situación de las manifestaciones que integran la cultura oral es compleja porque si bien es cierto que muchas de ellas son reconocidas y valoradas, también lo es que hay otras en peligro de perderse o a las que un consumismo generalizado está llevando al terreno del Entretenimiento y generar su banalización.

Por todo ello, es más necesario que nunca evaluar la vitalidad de la cultura oral en español, y sopesar la relación de sus valores con la contemporaneidad.